martes, abril 23, 2024
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Carlos Laborda, heavy, tatoos y motos

“Ser cristiano no tiene que ver con las apariencias”

Aunque su profesión es fabricar vidrieras, no son los colores del trasluz de una catedral lo que más llama la atención al ver a Carlos reunido con otros cristianos. La decoración más llamativa son sus propios tatuajes, el pelo largo y en la puerta, las motos. Carlos Laborda es un pastor protestante motero de Palencia (España). Y además de amigo y colaborador de Delirante.org es fundador y presidente del club de moteros Covered Backs by Him . Él dice vivir para “ayudar a gente que no se conforma con lo establecido”.

Carlos recuerda cómo siendo adolescente “una de las primeras motos que conduje fue una que había robado junto a unos compañeros. Con trece años, empecé a consumir alcohol y drogas que hacían que me sintiese más cercano a otros chicos y más integrado. Ayudaban a seguir siendo rebelde, aunque casi cada noche, el sentimiento que me embargaba era de soledad. Empecé a tocar la guitarra y formé parte de un par de bandas junto con algunos amigos. Con 16 años conocí a Eva, quien hoy es mi mujer y madre de nuestros dos hijos. Ella tenía un trasfondo parecido al mío, y por nuestra atracción al ocultismo, ambos nos pasábamos horas en los cementerios. Llegamos a profanar tumbas por un incomprensible deseo y atracción hacia la muerte. Estas prácticas, como no podía ser de otra forma, nos trajeron problemas. Dos de nuestros amigos se suicidaron antes de alcanzar la mayoría de edad. Con solo diecisiete años, nuestra vida era cada día más difícil.

Tiempo más tarde, Eva tuvo contacto con un grupo de cristianos. Nos presentaron el mensaje de Jesús, de forma sencilla, sin rituales, ni liturgias, sin palabras frías y lejanas como hasta entonces habíamos estado acostumbrados a escuchar acerca de Dios. Eran hombres y mujeres que habían respondido afirmativamente a la pregunta que Jesús le hizo al hombre enfermo en el estanque de Betesda: “¿Quieres ser sano?” (Historia que recoge La Biblia en Juan 5). Recuerdo que yo le decía a Dios: “Soy muy joven para dejar mi forma de vivir, para dejar lo que no te agrada. Permíteme vivir como yo quiero, y quizás cuando tenga treinta y cinco ó cuarenta años, hablamos de nuevo sobre la forma de vivir que a ti te agrada”. No me daba cuenta de que Dios sólo quería tomar todo lo que me estorbaba y molestaba desde hacía tantos años y sanar todas mis heridas”.

Llegó un momento en el que Carlos parecía haberse hecho cristiano, pero no lo era realmente. “Estaba viviendo como buen religioso con mi fachada, mostrando algo completamente distinto a lo que había en mi interior, pero como un mal cristiano, o, mejor dicho, sin ser verdaderamente cristiano. Pero hoy, nuestra vida está basada en las palabras y mensaje de Jesús. Esto no nos hace superpersonas, ni mejores que otros, pero nuestros problemas de conducta desaparecieron.”

Hoy Carlos realiza acciones solidarias desde su club de motos y entra habitualmente a las cárceles llevando esperanza y ayuda pastoral. Él es muy respetado por otros moteros no creyentes con quien se relaciona. Así mismo, Carlos, con gran respeto hacia los demás, reparte cientos de Biker Bibles cada año, una versión de La Biblia en castellano producida por los Covered Backs, con testimonios de rockeros cristianos. “Jesús llenó nuestro vacío con su amor y paz” –dice Carlos- “Nos sentimos nuevas personas, restaurados, sanados y perdonados. No hay ningún sentimiento más fuerte que el tener la seguridad de haber sido perdonado”

Por Delirante.org>

II Certamen de Relato: Muerte y Esperanza

Con un centenar de relatos recibidos, se entregó un 1º premio de 300 € más un set de regalos. Los otros dos finalistas recibieron sendos cheques de 100 € y otro lote de regalos. El ganador fue Ciprés nº 10 de Miguel Torralba. Los accésits premiados: Tralarí, tralará, la vida es bella, de María Belén Vázquez; y La lista Stem de Julio Martínez. El teólogo y Doctor en Filosofía Emmanuel Buch habló acerca de la muerte y la vida desde el punto de vista de la esperanza bíblica, tema del certamen. Se contó con «cuentacuentos» que recitaron y escenificaron los relatos ganadores de memoria. Puedes leerlos PINCHANDO en los nombres.

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I Certamen de Relato corto Erótico-Bíblico

El erotismo al estilo bíblico

I Certamen Relato Erotico DeliranteEl I Certamen Delirante 2009 de relato breve erótico fue convocado con el objetivo de desterrar el mito de que para los cristianos el sexo es un tema tabú, pecaminoso o vulgar. El reto era difícil porque se trataba de realizar una obra de ficción cuyo erotismo evocara al del Cantar de los Cantares de La Biblia.

La valoración de los textos concursantes estuvo a cargo de la Alianza de Escritores y Comunicadores Evangélicos (ADECE), mediante un jurado integrado por Daniel Jándula, Miguel Ángel Moreno y Olga Moros, quienes premiaron el relato La clase, de Íñigo García-Moral (Madrid). El primer accésit ha sido para Josué Tirado (Granada), autor de La mujer del 5ºB, el segundo accésit para Joel de Bruine (Guadalajara), autor de Despertar, y el tercero para Julia Jiménez (Madrid), por En tus ojos. Durante la entrega de premios, el periodista y teólogo José de Segovia dio la conferencia Sexo, erotismo e Iglesia.

Puedes leer estos relatos PINCHANDO EN SU TÍTULO

I Certamen de Cómic

Así fue el I Certamen Delirante de Cómic

asi_fue_500_2_comic_deliranteEntre pitos y flautas, cheques y regalos, el Certamen Delirante de Cómic 2011 repartió casi 1.000 euros en premios. El tema para los trabajos: «La búsqueda de la verdad». El nivel gráfico fue muy bueno, por lo que además de los tres galardonados se expusieron en la sala otros trabajos enviados al certamen. Marlen Moreno y David Nieto (Madrid) fueron los ganadores con Prisionero 832. Como comenta Daniel Jándula, uno de los miembros del jurado, el trabajo ganador destaca “por su alta calidad tanto en dibujo y enfoque como en contenido. Me gusta el trazo, el modo de tratar las atmósferas, y el uso del color es muy bueno. Me recuerda un poco a Sandman y ese tipo de novelas gráficas tan complejas que no tienen pudor en atacar temas duros”. Los otros dos excelentes trabajos premiados como accésits, también visibles online, fueron Josué Manjón (Burgos) con Mirar atrás y Ulises Ponce (Alicante) con Anécdota. Todos estuvieron en la ceremonia de entrega de premios en la que tuvimos humor, cine, grupos de hip-hop y pop, además de la exposición, aperitivos y buena gente.

Puedes ver los cómic ganadores pinchando en sus nombres

¡Tralarí, tralará! La vida es bella

3º Premio II Certamen Delirante relato corto: La Muerte y la esperanza

María Belén Vázquez (Madrid)

―¡Enfadado! ―gritó el profesor de historia nada más entrar en el aula.

La clase de segundo de bachillerato enmudeció.

Bajito, delgado, con el traje castaño y la corbata, con las gafas de culo de vaso y la sonrisa de triunfador. Fermín era, sin duda alguna, mi profesor favorito. Le teníamos por uno de esos maestros de la vieja escuela. Tal vez por su licenciatura en Filosofía y Letras, carrera que hacía ya tiempo que había dejado de existir. Quizás porque era el mayor de la plantilla del profesorado. Aunque puede que fuera cosa de aquel simpático ‹‹señorita Vázquez›› con el que se refirió a mí el primer día y que lo convirtió en una de las personas más entrañables que he conocido.

Era el que conocía las mil y una anécdotas de la historia de España; el que dejaba caer de vez en cuando bromas y comentarios, como que la ocupación francesa se debió en gran parte a la belleza de las mujeres españolas (y a la gastronomía); el que, cada vez que preguntaba en voz alta la lección anterior, soplaba las respuestas correctas al oído de quien no las sabía.

Le admirábamos y apreciábamos todos y cada uno de nosotros, ya no solo porque fuera un gran profesor –que lo era –, sino porque, además, era una gran persona. Lo veíamos en su modo de dar clase, en el gusto con que hablaba de su asignatura y en la alegría que transmitía siempre, dentro y fuera de clase.

Por cierto, entre muchas de sus virtudes y destrezas, gozaba de un oído privilegiado que captaba hasta el más mínimo susurro. De modo que aquel día, Fermín escuchó de entre la algarabía de voces, la mía cuando confirmaba a mi amiga Isabel que un amigo común estaba ‹‹enfadado››.

―¿Quién está enfadado? ―insistió Fermín.

Sin embargo, no esperó respuesta:― ¡No se puede enfadar uno, hombre! –Clavó su mirada penetrante en todos nosotros y sonrió –Cuando uno se enfada, cuenta hasta diez. Y si no funciona, abre la ventana de par en par, asoma la cabeza y grita con todas sus fuerzas: ‹‹¡Tralarí, tralará! ¡La vida es bella!››

A lo que siguió la carcajada general; la clase se removió entera, contenta con el inicio de la clase.Un año después, nos enteramos de la muerte de su mujer. Quién hubiera dicho que tantos universitarios se iban a presentar en su antiguo colegio un viernes por la tarde. Se celebraba allí una misa por la esposa de Fermín, en el pabellón deportivo, y los antiguos alumnos nos sentamos en el último banco y guardamos silencio absoluto durante toda la ceremonia. Fue una misa preciosa. Lo que ninguno de nosotros esperábamos fue el final, cuando un alumno de cuarto salió a leer una carta en representación de todos sus compañeros. Fue breve, justo y sincero. Aquel chico era la voz de quienes querían brindarle todo su apoyo, que sentían los disgustos que le hubieran podido ocasionar, que le agradecían su sonrisa permanente y el entusiasmo que transmitía y ponía en su trabajo. Por último, le pidieron:

―Y Fermín, no te olvides: ¡Tralarí, tralará! ¡La vida es bella!

tralari2En ese momento, volví la cabeza y me encontré con la mirada cómplice de amiga Silvia, que como yo, también lloraba. No obstante, no llorábamos por la tristeza; pese al dolor por nuestro profesor, nuestro amigo, Silvia y yo sonreíamos también.

La realidad se imponía ante nosotras como un signo, muy claro y evidente. Nuestras lágrimas las había robado la belleza. La belleza delirante de la vida de la que siempre habló Fermín, la belleza que le recordaban ahora aquellos adolescentes en esa circunstancia tan dura, la belleza de la que hablaba aquella misa. La belleza que, de un modo misterioso, nos había traído a todos allí. Y aquella belleza arrebatadora contenía una promesa infinita; más allá de la muerte, la esperanza.

La lista Stem

2º Premio II Certamen Delirante relato corto: La Muerte y la esperanza

Julio Martínez (Madrid)

stem1El chico se movía impaciente de un lado a otro de la habitación. Le habían entrevistado cinco emisoras de televisión y estaba hiper excitado.

-Es delirante- dije en voz alta- te van a matar en cuarenta y ocho horas y estás más contento que una novia el día de su boda. David, de veintidós años, se volvió, incansable en su celo por ganar a alguien para la causa ecológica.

-No lo entiendes, se trata del progreso, ¡progreso!, gracias a nosotros el mundo será un lugar habitable, el lugar que debería haber sido y que por culpa nuestra no es.

-Seguro, mira…. si el problema es el ser humano ¿por qué nos nos practican a todos la eutanasia?, te aseguro que en cinco años tendremos un planeta más verde y menos contaminado.

David se quedó un rato encajando el ataque. Optó por eludirlo.

-Cada ser humano produce cada año dos toneladas de CO2. ¡Sólo por existir!. La ropa que vistes, la casa donde vives, el agua que calientas para lavarte, la comida que los campos producen, el transporte que utilizas, todo produce CO2, regular la población es la forma más avanzada de controlar la emisión de gases contaminantes.

-Y seguro que te sientes muy bien por ser un héroe del ecologismo.

David no pilló la indirecta, dijo con voz llena de emoción:

-Nuestros cuerpos serán cristalizados en una resina especial y expuestos para siempre como héroes del planeta, seremos recordados cada año en la fiesta de Gaia y cada escolar recitará nuestros nombres y….

-Lo dudo, compañero, cada año el Estado masacra a cien mil imbéciles como nosotros, dudo que los escolares tengan tanta paciencia como para recitarlos todos….

David siguió su discurso sin oírme:

-… somos héroes que se sacrificaron por el bien colectivo, el individuo no es nada…. ¡la humanidad lo es todo!.

-Lo que más me fastidia es que me hagan héroe a la fuerza, con gusto le cedo el honor a otro tonto del bote.

-Más de uno se presentaría voluntario por hacer del mundo un lugar más limpio, por suerte los nombres de la lista Stem son escogidos al azar del censo, sin discriminación de edad, sexo, o incluso entre los no nacidos.

-Pues mira, tengo mis dudas sobre el sorteo ese….. ¿Por qué los servidores públicos no entran en las lista Stem?

-Hablar contigo me da dolor de cabeza- David movió la cabeza con tristeza, para él era una pesadilla tener a un compañero como yo.

Se oyó el cajón donde los guardias dejaban las bandejas de comida. Nos daban cuatro comidas diarias, seguramente les añadían tranquilizantes. Nunca había estado tan tranquilo ante la perspectiva de subir al matadero ecologista. Me levanté con desgana y miré la aséptica bandeja. Zumo de frutas orgánico, un plato con tofu, una ensalada, una pieza de fruta y un plato con legumbres.

-Qué bien, otra vez legumbres, si tanto les preocupa el CO2 podrían ahorrarnos unos cuantos pedos con tanto potaje.

-No sé por qué te quejas de la comida- dijo Dave- es nutritiva y equilibrada.

-Más vale que te calles, a juzgar por el concierto que me diste anoche seguro que elevaste tu tasa anual de producción de CO2.

Dicen que las seis horas anteriores a la ejecución son las más críticas, es por eso que te mandan el psicólogo para que no te deje solo ni un momento. El mío no era mala persona, era sencillamente un imbécil. Observé su prominente barriga, mientras hacía cálculos mentales sobre cuando CO2 había consumido a juzgar por su perímetro.

-¿En qué piensas, Tomás?- me dijo.

stem2No preguntes si no quieres que te responda… pensé.

-En la vida después de la muerte- sólo quería ponerle nervioso. En el cuestionario pedí un psicólogo en lugar de un “guía espiritual”, así que pasaría mis seis últimas horas martirizando al psicólogo con preguntas metafísicas.

El tipo carraspeó incómodo.

-Ya, lo sé, no es tu especialidad, pero voy a morir en seis horas, así que podemos hablar de la vida después de la muerte, ¿te parece?

-Dime, ¿qué es lo que te preocupa?

-He llegado un momento en el que me da igual la muerte, me preocupa más lo que hay detrás de ella.

-Puedes estar tranquilo- dijo el psicólogo- no tenemos evidencia de nada parecido.

-Eso es lo que me preocupa, la indiferencia. ¿Sabías que el cristianismo está construido sobre alguien que dijo que volvió de la muerte?. Me parece un concepto interesante.

El psicólogo se encogió de hombros y miró distraídamente el reloj de la pared.

Puedes ver y escuchar este relato recitado durante la Entrega de premios Delirante aquí:

 

Ciprés nº 10

GANADOR II Certamen Delirante relato corto: La Muerte y esperanza

Ciprés nº 10

Por Miguel Torralba (Madrid)

hospital_1_cipresOstento el premio ciprés. Algunos dicen que soy gafe. En mis guardias, como médico, no para de morirse la gente. ¿Qué creen?, “me pregunto”. La medicina es el arte de entretener al enfermo mientras la naturaleza le sana, o la muerte le alcanza ¡Joder! ¡No para de sonar el busca! No me puedo relajar ni un momento. Ya llevo siete muertos en esta guardia y el récord, mi propio récord, es de nueve.

– ¡Qué profesión tan bonita! -me sonríe la acompañante de la paciente de la habitación 817. Me vuelvo hacia la paciente que muestra una mueca de dolor en sus ojos y espira un olor nauseabundo por su boca, a sopa de hospital junto con putrescinas de su enfermedad periodontal. ¡Si yo le contara! –replico, sonriendo hipócritamente y aposentando el fonendoscopio sobre mis hombros.

La gente no muere en sus casas. Las llevan al moridero, me refiero al Hospital. Ni siquiera se permite que la gente esté enferma en casa. Las llevan al nosocomio. Lo cierto es que el Hospital es un tránsito, o bien, un interludio entre la vida y la muerte. ¡Eso sí, mucha bata blanca, mucho pijama verde, mucha penicilina!, y por supuesto, las sopas y el pollo, ¡siempre pollo!

Me tomo un café con la enfermera en el control mientras comento mis cavilaciones y ¡joder!, otra vez el busca. “Éxitus en la 409” – “era una muerte esperada” – confirma la enfermera. Dejo el café a medias y bajo a la cuarta planta para firmar el certificado de defunción. Voy a ver al cadáver y efectivamente, se encuentra en apnea, sin pulsos centrales y con pupilas midriáticas. Muerto. Nada es más obvio que la muerte. De pronto y súbitamente, se abre la puerta y aparece un cadáver vivo, me refiero al capellán del Hospital. Un sujeto delgaducho, pálido, con cejas pobladas y más largas que el bigote de Dalí, con los ojos entreabiertos y recitando un responso. ¡Qué susto!, me da más miedo ver al cura de negro que al muerto de blanco.

Subo a la octava planta y caliento mi café. La enfermera me comenta una enferma joven que está a punto de caramelo (“de morirse, claro”) en la 813 (“uhm, tenía que ser la 13… ¡ominoso!). Se trata de una mujer de 45 años con un cáncer de mama terminal con metástasis hepáticas. Me dice que la ha cogido cariño, que es… ¿cómo decirlo? – “diferente a otros”. Voy a verla y abro la puerta. Se encuentra sola. Huele a muerte. Me acerco. La respiración es superficial pero con taquipnea. La toco el hombro y se vuelve. Me mira y sonríe. Reviso la medicación. El suero contiene suficiente morfina. La percibo ansiosa. Habla con monosílabos. Quiere hablar con su marido y su hija. Le comento que según la enfermera vendrán a estar con ella luego, a darla de cenar y a velarla por la noche. Ella queda más tranquila y vuelve a sonreír.

¡Qué bien se lo toman algunos! Salgo de la habitación y ¡Joder! ¡Otra vez el “busca”! ¡Exitus en la 205 (Geriatría)! Y ya son nueve. Me queda un muerto para superar el récord. Voy al Servicio de geriatría. Siempre me ha horrorizado ese Servicio. Los abuelos dementes, agitados, con sus delirantes lamentos. Parece el inframundo. El olor es de morirse. Se paladean las heces, el vómito, las curas de las úlceras por presión y la lejía. Siempre me ha llamado la atención unas enfermeras tan jóvenes y vivaces con unos viejos tan rancios y vetustos.

Suena el busca (¡Otra vez!) ¿Quién? La ¿813?, ¿Si acabo de ir a verla? Me precipito para alcanzar la habitación y efectivamente, la paciente ha muerto. No es reanimable. No tiene livideces, ni rigor mortis. Se encuentra en decúbito prono. En su mano encentro un pequeño papel que en el que se intuye un nombre o una escritura que dice algo así como FILIIZI, o FELIZ o FELIPE.

Su familia viene una media hora más tarde. Me piden explicaciones, pero cortésmente y con calma. Yo les comento que la mujer ha muerto en paz e incluso sonriendo, sin dolores. Además, ha dejado algo escrito para usted (señalando al marido), para… Felipe ¿Se llama usted así? –inquiero sutilmente y le entrego la pequeña nota. Guillermo, que así se llama el marido, lee el escrito, mira a su hija, la besa, se abrazan y lloran. Yo me alejo sigilosamente y me digo a mi mismo ¡Qué mierda de vida! ¡No somos nadie!

Guillermo me alcanza cogiéndome del codo y me dice, ¡Era una mujer extraordinaria!, ¡la nota es un versículo de la Biblia: “FIL 1:21”!

– ¿A sí? ¿Y qué dice? – Pregunté con curiosidad.

– “Para mí el vivir es Cristo y el morir ganancia” – y se alejó sonriéndole a la muerte.

Nunca olvidaré mi ciprés número 10

Prisionero 832

GANADOR Certamen Delirante de cómic

Marlen Moreno y David Nieto (Madrid)

 

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2º PREMIO Certamen Delirante de Cómic

Por Josué Manjón (Burgos)

Anécdota

3º PREMIO Certamen Delirante de Cómic

Por Ulises Ponce (Alicante)