miércoles, octubre 30, 2024

Paso 5. Qué debes saber de las TRADUCCIONES de La Biblia

Cómo leer lo más difícil de La Biblia. Paso 5 de 15

Nuestras Biblias son buenas traducciones, pero no perfectas. Tener esto en cuenta es muy importante ¡Imagina cuánto daño puede hacerse por aplicar una mala traducción de La Palabra de Dios! (¡Y esto ocurre a menudo!). Por esto debemos ser conscientes de que nuestras traducciones poseen algún grado de trastoque del mensaje original. Aunque esta realidad es incómoda y un tanto tabú en las iglesias, necesitamos abordarla del mejor modo posible si queremos honrar el texto bíblico. Vayamos a ello…

Nuestra Biblia es una traducción ¡Que va mejorando!

Los últimos hallazgos lingüísticos son cuantiosos y esto es algo muy bueno. Nos demuestran también que algunos versículos de versiones tradicionales realizaron adaptaciones a nuestros idiomas un tanto dudosas y discutibles. Los dos últimos siglos han arrojado más luz arqueológica sobre las culturas bíblicas que los dieciocho anteriores juntos. Y lo mismo podemos decir de los manuscritos bíblicos ¡Hoy son más y mejores que hace cinco siglos! ¡Y esto es maravilloso! Pero claro… Para parte de la comunidad religiosa más tradicional no es fácil admitir que determinados versículos que fueron repetidos por generaciones necesitan ser revisados. La fuerza de la costumbre es muy poderosa, especialmente en el contexto religioso. Y esto puede ser un problema.  

Lo paradójico de este rechazo psicológico a la revisión de nuestras traducciones es que en realidad no se está cambiando “lo de siempre” (como muchos perciben) sino que se trata de justo lo contrario. Gracias a la evidencia acumulada en las últimas décadas, el revisionismo de una traducción propone acercarnos aún más a lo que debieron ser los términos y expresiones bíblicas originales. Por esto en ocasiones se propone sustituir aquellas expresiones que un día se distorsionaron en nuestros idiomas debido a los sesgados y limitados conocimientos de los traductores de hace siglos. Estos también han proyectado sobre términos bíblicos un significado que era más propio de la cultura del traductor que de la del autor bíblico original. E insistimos… en esto se ha avanzado mucho.

Lo que pone en mi Biblia de toda la vida… ¡Que nadie me lo toque! El ejemplo de “sodomitas”.

Por poner un ejemplo de este rechazo general a que se hagan traducciones “nuevas” (que como decimos, trata de volver con más rigor a lo original) citamos la versión Reina Valera 1960 (RV60), en 1ª Timoteo 1, 9-10 donde dice: “La ley no fue dada para el justo, sino […]  para los fornicarios, para los sodomitas (arsenokoitai)…”.

Bien. La RV60 ha puesto en español la palabra “sodomita” aquí y en otros versículos referidos a determinadas prácticas sexuales condenadas, casi todos del Antiguo Testamento (aunque el ejemplo de Timoteo es en griego). Sin embargo, el término “sodomitas” vertido en estos textos no existe en los manuscritos griegos. De hecho, el término a menudo no hace alusión alguna a los habitantes de Sodoma ni a practicantes de la homosexualidad (que es otra de las acepciones de “sodomita” según nuestros diccionarios actuales).

Rectificar es de sabios, y en el caso del Antiguo Testamento, el comité traductor de la Nueva Versión Internacional (NVI) dejó de verter el término hebreo “qadesh” (pl. qedeshim) como “sodomita”. El comunicado del comité traductor de la NVI aclaraba que el “auténtico significado es ‘prostitución sagrada’, que era una actividad prominente y notable en los cultos sagrados de los cananitas a los dioses y diosas de la fertilidad[1]”.

Pero traducir en estos casos “sodomitas” u “homosexuales”, es una interpretación errónea (o tendenciosa) de traductores del pasado. Así de simple. Estos son los hechos acerca de lo que hoy sabemos del término gadesh. No son opiniones ni posicionamientos teológicos como decimos. No tiene que ver con estar a favor o en contra de una práctica homosexual sino respetar y amar aquello que dice el texto.

Lamentablemente- en lugar de felicitar al comité de la NVI por ajustarse mejor a lo que hoy sabemos de la revelación bíblica, la NVI fue objeto de numerosos boicots por parte de iglesias y cristianos. Ante la avalancha de estas críticas, la NVI emitió un comunicado afirmando que ellos sí condenaban la homosexualidad como un pecado. Pero este no era el asunto. No se trataba de saber qué pensaban los integrantes del comité traductor sobre la homosexualidad sino de qué dice el texto bíblico que nos ha llegado ¿No es cierto? Lo terrible aquí es que a muchos cristianos no les importaba realmente que sus Biblias hubieran estado tergiversadas si dicha tergiversación confirma sus creencias acerca de la homosexualidad. (de los procesos de confirmación de sesgo ya hemos hablado). Esto no respeta La Biblia y es una advertencia que queríamos comentar en esta serie acerca de cómo comprender mejor el texto bíblico. Pues como ya hemos dicho en otras ocasiones, no todo el mundo quiere comprender mejor La Biblia.

A tener en cuenta antes de interpretar

Entrando en las dificultades que algunos textos presentan para su traducción debemos saber que existen términos de los idiomas bíblicos que no tienen equivalentes puros en nuestro idioma. Hay palabras -por ejemplo- que se usaron originalmente en La Biblia con un doble sentido debido a que este (como en cualquier idioma) poseía diferentes acepciones en su cultura.

Existe una distancia de idioma, de miles de años y hasta de miles de kilómetros entre nosotros y el texto bíblico. Esto hace que aquellas frases o términos no siempre posean en nuestro idioma el mismo juego de palabras o doble sentido intencional. Este es un problema habitual en traducciones de este tipo y cuyo resultado es la pérdida de todo o de gran parte del sentido intencional original de algunas narraciones bíblicas ¡Esto no ocurre en todos los versículos! Pero sí en algunos con los que debemos ser prudentes al interpretarlos. Especialmente cuando nuestra interpretación suponga una fractura con otras personas. En estos casos hay que indagarlo todo mejor y ser muy humilde.

Algunos lectores cristianos se estarán incomodando al leer todo esto. Pero que podamos ir mejorando nuestras traducciones que tanto nos han bendecido es algo maravilloso. Estos descubrimientos que traen mejoras son una luz progresiva también en la historia de las traducciones bíblicas. Son una muestra de que, a pesar de todo, Dios nos ha hablado con las limitaciones de cada generación al mismo tiempo que aumenta su luz sobre nosotros ¡Y esto es genial! Damos gracias a Dios por ello.

Un ejemplo de problemática en nuestro idioma:

Si hoy quisiéramos contar que un obrero de la construcción (llamado Antonio) ha sido engañado por su patrón mediante una fraudulenta propuesta de inversiones financieras (algo que resulta ajeno a su trabajo cotidiano como peón de obra) y queremos decir que Antonio aún no se ha dado cuenta de esta estafa, podríamos describir esta situación con cierta sorna diciendo (con doble sentido irónico): “Ahí podemos ver cómo el obrero Antonio sigue “picando”.”. El sarcasmo de nuestra frase reside en que al mismo tiempo que todos ven cómo Antonio está picando con un pico la piedra de la carretera, estamos aprovechando esa imagen para decirles a nuestros lectores que Antonio aún sigue engañado (“picar” en español de España también puede significar “ser engañado”).

Bien. Pero ¿Y cómo se traduciría esta expresión a un idioma que no tiene un mismo vocablo (el verbo picar) para referirse al golpeo con un pico y también a ser engañado? ¡Qué difícil! ¿Cierto? Pero los problemas para traducir esto no acaban aquí… ¿Y si el traductor futuro de nuestro texto se equivoca al traducir porque erróneamente está deduciendo que el autor original quería comunicar este doble sentido cuando quizás no era así? ¿Y si el autor solo quería describir el acto de picar piedra de Antonio sin aludir a que fue engañado por su jefe? Pero… (como diría el humorista) ¿Y si sí? …

Los traductores no pueden meterse dentro de la cabeza del autor bíblico para conocer exactamente su intención en cada frase. Pensemos también en que las cartas del Nuevo Testamento se enviaban a iglesias de las que desconocemos muchas de las cosas que pasaban que sí eran conocidas por el autor de la epístola.

Si no disponemos de muchas explicaciones ofrecidas por el autor original se producen situaciones en las que el traductor está obligado a interpretar o deducir sin una plena seguridad por su parte de qué quiso decir exactamente el autor bíblico.

Y para complicarlo aún más … (seguimos con el ejemplo) ¿Y si pasados 1000 años de nuestro escrito acerca de “Antonio sigue picando” descubren por primera vez que “picar” también significa para nosotros “comer entre horas”? Quizás los traductores del futuro tendrían que abrirse a la nueva posibilidad de una mejor traducción. O al menos estarían llamados a no ser muy dogmáticos con su interpretación de este relato ¡Y es ahí a donde queremos llegar! Humildad y prudencia ante determinados versículos.

Creo que podemos entender un poco mejor a los musulmanes cuando dicen que el Corán solo debería leerse en su lengua original ¿No es cierto?

Se trata de realismo y reverencia a La Palabra de Dios. Y por eso hablamos de las traducciones en esta serie: Porque tomar como Palabra de Dios una interpretación que depende de una mala traducción puede ser un desastre.

Hay una base confiable que deriva en Jesús

Nuestras Biblias son un gran trabajo de traducción, aunque no perfecto. La mayoría de los versículos pueden traducirse con confianza, aunque no siempre ha sido posible reflejar todas las intenciones, polisemias o juegos de palabras del idioma original. Incluso hay términos hebreos y griegos cuyo significado original no está 100% claro.

¿Y cómo afrontar esto? Bueno, los expertos coinciden en que “lo gordo” de La Biblia está bien traducido. Podemos estar tranquilos. Pero la labor de traducción no deja de ser otro filtro humano. Los traductores no escapan de sus condicionantes religiosos, prejuicios, experiencias o presiones de mercado. Esta es la realidad que, por amor a Las Sagradas Escrituras, no debemos barrer debajo de la alfombra.

Algunos se preguntarán: ¿Y por qué Dios permite este punto de incertidumbre en nuestras traducciones? … Pues no lo sabemos. Quizás Dios quiera que nos centremos en lo esencial y que dependamos más de Él siendo más humildes y comprensivos con el otro. Quizás Dios quiera recordarnos que no puede haber intérpretes infalibles entre nosotros y que Él es La Palabra. Esta imperfección textual nos debería recordar que el amor también está hecho para sostener la incertidumbre. A fin de cuentas, de eso trata la vida cristiana ¿No? ¡Vivan nuestras traducciones imperfectas!

En el siguiente artículo «¿Qué es La verdad en La Biblia?» veremos que equivale a un estilo de vida confiable y coherente ¿Qué significa ser verdadero? ¿Cómo se demuestra a una generación escéptica que Jesús es La Verdad? Lo veremos…

[1] Dr. Luciano Jaramillo, secretario del comité de traducción de la NVI. 2013,  https://www.youtube.com/watch?v=uHjQRulcHoc 

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