domingo, noviembre 24, 2024

Paso 11 ¿Hay inspiración en los RELATOS ENFRENTADOS?

Cómo leer lo más difícil de La Biblia. Paso 11 de 15

Para muchos cristianos, un asunto desconcertante para la interpretación de pasajes difíciles de La Biblia son los supuestos relatos contradictorios o enfrentados entre sí. Aquí de nuevo afirmamos que realmente el problema no está tanto en La Biblia sino en cómo se nos dijo que debíamos leerla.

Guerra vs pacifismo

Un ejemplo de debate y discrepancia bíblica es la conveniencia, o no, del uso de la fuerza militar, un asunto siempre difícil en cualquier lugar y época.

Por un lado, Miqueas e Isaías promulgan una visión casi idéntica y antibelicista acerca de un Dios que juzgará a quienes hacen la guerra:

Reprenderá a muchos pueblos; y volverán sus espadas en rejas de arado, y sus lanzas en hoces; no alzará espada nación contra nación, ni se adiestrarán más para la guerra” (Isaías 2, 4; Miqueas 4, 3 recoge un texto casi idéntico).

Por otro lado, Joel propone el panorama opuesto, usando incluso los mismos elementos ilustrativos de Miqueas e Isaías… ¡Pero dándoles la vuelta con intencionalidad!: “Proclamad guerra… Forjad espadas de vuestros azadones, lanzas de vuestras hoces; diga el cobarde: ¡Soy valiente!” (Joel 3, 9-10)

¿¡Qué ocurre aquí!? ¿Quién está más acertado?

En primer lugar, ninguno de estos autores está pensando en nosotros ni en conflictos de nuestra época.

En segundo lugar, debemos discernir las intenciones de cada autor de forma independiente.

Hubo épocas en las que algunos profetas veían inevitable ir a la batalla para sobrevivir y no ser exterminados. Pero también hubo momentos en los que llaman a la paz como algo posible e ideal supremo. Se trata, por tanto, de contextualizar cada momento crítico.

Hoy en Occidente somos mayoritariamente pacifistas. Bien. Pero esta mentalidad cambia abruptamente si nuestras casas son invadidas por un ejército extranjero arrasando todo ¿Cierto? Algo así sucedió en 2023 con el porcentaje de ciudadanos en Finlandia y Suecia favorables a entrar en la OTAN tras el conflicto entre Rusia y Ucrania ¡La amenaza multiplicó el número de ciudadanos adeptos a la OTAN!

Así que las discrepancias entre Miqueas y Joel no deberían ser calificadas como “contradicciones bíblicas” sino como una exposición realista y pertinente de cómo reaccionamos ante contextos cambiantes. Nos ayuda a entender qué ocurrió.

Que Dios nos dé discernimiento y procuremos también la paz en cuanto nos sea posible, con todos nuestros esfuerzos. Las Escrituras no pretenden ofrecer la misma respuesta a problemas que, en diferentes condiciones, demandan diferentes soluciones. La Biblia no es tan simplista como muchos pretenden.

Dicho todo esto, hay ocasiones en las que el autor bíblico simplemente expresa sus sentimientos delante de Dios, su desahogo. No siempre lo que dice un escritor bíblico es un mandato atemporal a seguir para los cristianos actuales. Depende. Y ahí está lo fascinante de la guía del Espíritu.

Discernimiento ¡Eso es!

En otro ejemplo, Proverbios 26, 4 dice:Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad” … mientras que el versículo siguiente dice justo lo contrario: “Responde al necio según su necedad” ¿Se contradice el autor?

No, pues cada consejo dependerá de cada circunstancia tal y como vemos en el cuadro completo: “Nunca respondas al necio de acuerdo con su necedad, Para que no seas tú también como él. Responde al necio como merece su necedad, Para que no se estime sabio en su propia opinión” (Prov. 26, 4-5).

La aplicación contextualizada no tiene que ver con interpretar un versículo “a la carta”. No es tan subjetivo como a veces se comenta, sino que se trata de discernimiento.  El resultado de aplicar hoy literalmente versículos sin pertinencia ha derivado en la destrucción espiritual de muchas personas. Así que ¡Cuidado!

Por el contrario, una sabia aplicación de Las Escrituras puede restaurar y liberar las vidas para siempre. La aplicación sabia nos lleva a las buenas obras, que es el propósito de la inspiración divina según 2ª Ti. 3, 16-17.

2ª Samuel vs 1ª Crónicas

Otro ejemplo de textos enfrentados lo encontramos en 2ª Samuel 24,1 donde dice que “Dios incitó” a David para realizar un censo mientras que 1ª Crónicas 21, 1 afirma que fue “Satanás”. Y entonces… ¿Quién incito a David? ¿Satanás o Dios?

El libro de Samuel tiende al apoyo de la realeza mientras que Crónicas es más crítico con la monarquía, especialmente con David. Nos encontramos, por tanto, ante una visión ideológica dentro del judaísmo que trata de equilibrarse la una a la otra. Esto nos trae dos libros en tensión mostrando con naturalidad la pluralidad política de Israel.

Dicho esto, la idea de que Dios es también el origen del mal (además del bien) ya aparece en los textos bíblicos más antiguos. Samuel, que es anterior a Crónicas, expone a Dios como el autor del mal. Esta teología, no obstante, luego se irá matizando a lo largo de Las Escrituras (revelación progresiva).

Esta disyuntiva acerca de quién incitó a David sitúa ante el lector un prisma abierto, un diálogo entre dos libros también para que conozcamos mejor la historia y la evolución de los conflictos de Israel. Todo tiene la pretensión de enseñar a Israel a no caer en viejos errores.

El número de censados también es diferente en ambos libros, siendo más dispar todavía el número de carros. (1 Crónicas 21, 5 vs. 2ª Samuel 24, 9/ 2 Samuel 10, 18 vs. 1 Crónicas 19, 18). Pero, ¿Qué nos dicen estas diferencias a los creyentes actuales? ¿Qué nos aportan estos datos que no encajan entre sí?

Además de invitarnos a no ser dogmáticos agarrados a la interpretación literal, entre otras razones, Dionisio Byler comenta cómo “al comparar los libros de Crónicas con los de Samuel y Reyes, las diferencias nos indican cuáles eran las prioridades de quien reescribió aquí la historia de la monarquía israelita […] El autor de Crónicas se desentiende del reino del norte, Israel, con su capital en Samaria. El único reino que le interesa es el del sur, Judá, con su capital en Jerusalén. En segundo lugar […] lo que cautiva la atención del autor de Crónicas es el templo de Jerusalén. […] Un caso ejemplar sería el del rey Salomón, cuyo reinado ocupa la cuarta parte del libro. Recordado con especial cariño […] destaca su profunda piedad religiosa ejemplar, junto con su sabiduría emblemática […] 1 Reyes había añadido que después de construir el templo, Salomón construyó junto a él su palacio siguiendo el mismo estilo monumental, dando también cabida a un buen número de templos y altares paganos, para que las extranjeras en su harén pudieran adorar a sus dioses sin salir de aquel complejo palaciego y templario, la «Ciudad de David». Sobre ese tropiezo posterior de Salomón, 1 Crónicas guarda silencio, dejando intachable el recuerdo de Salomón[1]

En estos relatos enfrentados aprendemos acerca de los fanatismos políticos, de los peligros del poder, así como descubrimos cuáles eran los énfasis en diferentes épocas. Esto es -salvando las distancias- como si Israel hubiera incluido en su hemeroteca un periódico de derechas y otro de izquierdas para describir las mismas noticias ¿Y no es esto otro punto a favor de la honestidad de La Biblia? Algo parecido sucede también cuando encontramos varios relatos para describir el mismo acontecimiento.  Es el registro de una pluralidad que se diferencia de los cuentos edulcorados de una sola dirección y que como lectores nos permite sentirnos identificados con las complejidades de nuestro mundo actual. La inspiración puede ser muy rica y creativa también en dejarnos una pluralidad abierta al diálogo y el discernimiento para las posibles aplicaciones actuales.

Pensar que por estas diferencias los textos dejan de ser útiles para llevarnos a buenas obras (el propósito de la inspiración según 2ª Ti. 3, 16-17) es un concepto ajeno a la cosmovisión hebrea de la verdad y la voluntad de Dios.

Otro ejemplo:

Nacionalismo vs. Pluralismo, Esdras vs. Rut

Otro caso ilustrativo de “choque” entre relatos son los libros de Esdras y Rut. El primero manifiesta su oposición a que los israelitas se casen con mujeres extranjeras mientras que Rut celebra el matrimonio de un israelita con una extranjera ¿Entonces? ¿Cómo resolver estas diferencias? ¿Qué se dirían los autores de Rut y Esdras si pudieran debatir entre sí? Lo que aquí ocurre es que, de nuevo, La Biblia nos expone situaciones diferentes.

* Hemos realizado este video que recoge un ficticio diálogo entre Esdras y Rut para entender estas “discrepancias” desde su contexto:

 

Muchos teólogos afirman que Ruth, al igual que otros textos como Jonás, se escribieron para matizar malentendidos acerca del nacionalismo judío más restrictivo que aparecen en Esdras o Nehemías. No son contradicciones que bloqueen nuestro aprendizaje, sino una exposición abierta y sin censuras que nos proporcionan un rico diálogo junto a la guía del Espíritu Santo.

Estos enfrentamientos bíblicos nos empujan para ejercitar la empatía y nos llevan al discernimiento (tal y como muestra el video que hicimos). Tanto Esdras como Rut tenían sus porqués y merecen ser escuchados. Los autores y compiladores bíblicos que plasmaron estas diferencias fueron conscientes de ellas. No eran tontos y los hebreos las mantuvieron en La Biblia para nuestro provecho y conocimiento del desarrollo de la nación hebrea. Ocurre lo mismo con los numerosos dobles relatos bíblicos en los que se cuenta la misma historia sin que todo armonice exactamente entre sí. Y es que cada relato trae sus propias enseñanzas. Como dice el filósofo Ernesto Castro acerca de la discusión política: “Por muy fanático que sea el debate, por muy aturullada que sea la conversación, siempre se puede extraer una moraleja[2]”. También ocurre con nosotros al acercarnos a La Biblia.

El valor de las “incongruencias” en La Biblia

Los primeros cristianos -como Orígenes- no tuvieron problemas con estas incongruencias para considerar la inspiración bíblica del relato. Cada evangelio tiene su propia vida. Y para la mentalidad hebrea, incluso cambiar un dato histórico para introducir un elemento teológico-literario es también un acto inspirado por Dios. Que esto pueda ser un problema de credibilidad para un creyente actual es principalmente por causa de la mentalidad moderna occidental como ya hemos explicado en otros momentos de esta serie. Pero la verdad de La Biblia no solo sigue intacta, sino que se amplifica desde la teologización de cada relato por la obra del Espíritu Santo. Cuanto más rascamos en su simbolismo, más riqueza y poder de liberación hallamos.

Las mal llamadas “contradicciones” entre relatos escritos originalmente de forma aislada también nos hablan de que los textos bíblicos no pueden domesticarse a favor de los intereses particulares. Pablo o Santiago nos ofrecen enfoques diferentes acerca de la fe y las obras. Pero ambos tienen cosas que decirnos acerca de Dios. Todos los enfoques se pulen en Jesús como la armonía perfecta y final.

“No llevéis bastón” Lucas 9, 3

“Llevad solo bastón” Marcos 6, 8

En otro ejemplo, según Marcos, Jesús les dijo a sus discípulos: “No llevéis nada para el camino, ni dinero, ni pan, excepto un bastón” (6, 8).

Pero en Lucas les dice: “No llevéis nada para el camino, ni dinero, ni pan, ni bastón”.

¿Y entonces? ¿Qué les dijo realmente Jesús? ¿Debían llevar o no bastón? Esta es una de las incongruencias que encontramos al comparar los diferentes evangelios entre sí ¿Y qué hacemos con ello?

Orígenes (184-253), el teólogo más influyente del cristianismo primitivo también creía en La Biblia como inspirada por Dios. Pero era consciente de estos dobles relatos que son incompatibles en algunos de sus detalles. Sin embargo, él estaba feliz con estas “contradicciones” ya que pensaba que el Espíritu Santo las había colocado intencionalmente para que nos diésemos cuenta de que leer La Biblia literalmente no es el camino. Esto le recordaba que nuestra misión es rascar bajo la superficie para descubrir significados más profundos[3]. En otras palabras: Para Orígenes, las “contradicciones” de los detalles constituían un llamado para buscar la esencia y la profundidad, quizás desde el simbolismo de la narración o meditando en la idea general de cada relato de forma independiente.

A fin de cuentas, ir o no ir con o sin bastón es algo que Jesús pidió a sus discípulos en un pasado concreto y para un viaje concreto. No nos lo pide a nosotros. Ellos ya fueron como tuvieran que ir ¿Qué nos importa la exactitud de aquel detalle? Realmente nada. Y a no ser que hayamos asumido una idea errada acerca de la mal llamada inerrancia bíblica, «lo del bastón» no afecta a la maravillosa inspiración del Espíritu.

Esto le recordaba que nuestra misión es rascar bajo la superficie para descubrir significados más profundos, quizás desde el simbolismo de la narración o meditando en la idea general de cada relato de forma independiente.

Jesús les dice que vayan sin mochila, sin cargas extras. Que emprendan un arriesgado viaje solo con lo que llevan puesto. Y esto es algo que, por cierto, ningún cristiano hace hoy literalmente. Nadie se plantea viajar sin ropa de recambio ¿Cierto? Esto vuelve a demostrar que en realidad ninguno realizamos una aplicación 100% literal cuando leemos cada mandato dados a los discípulos.

Lo importante en este caso no es si los discípulos llevaron bastón o no lo llevaron, sino observar la fe de los discípulos que emprendieron su misión con lo puesto, sin dinero, sin ropa de recambio, sin nada. Bueno… sí… quizás llevaron bastón. O no… Pero el punto clave en ambas versiones trata de caminar desde la absoluta confianza en la provisión y voluntad de Dios.

Hay propósito

Tratar de buscar rocambolescas respuestas para intentar convencernos de que todos los relatos de La Biblia “dicen exactamente lo mismo” no es honesto. Lo que sí tenemos es un compendio de historias guiadas de aprendizajes, diálogos y revelación progresiva detrás.

Estos enfrentamientos bíblicos nos empujan para ejercitar la empatía y nos llevan al discernimiento. Tanto Esdras como Rut tenían sus porqués y merecen ser escuchados. Los autores y compiladores bíblicos que plasmaron estas diferencias fueron conscientes de ellas. No eran tontos y los mantuvieron en La Biblia para nuestro provecho y conocimiento del desarrollo de la nación hebrea.

Ocurre lo mismo con los numerosos dobles relatos bíblicos en los que se cuenta la misma historia sin que todo armonice exactamente entre sí. Y es que cada relato trae sus propias enseñanzas leyéndose de forma independiente. Como dice el filósofo Ernesto Castro acerca de la discusión política: “Por muy fanático que sea el debate, por muy aturullada que sea la conversación, siempre se puede extraer una moraleja[4]”.

Pablo o Santiago también nos ofrecen enfoques diferentes acerca de la fe y las obras. Pero ambos tienen verdades que decirnos acerca de Dios. Todos los enfoques se equilibran y se pulen en Jesús como la armonía definitiva.  También ocurre con nosotros al acercarnos a La Biblia. Somos pulidos sabiendo que Dios y su misericordia salvadora está detrás de cada una de estas vivencias, aunque no todas sean iguales.

Los relatos difíciles y diferentes entre sí ofrecen claves vitales si se observan con el prisma adecuado. Fueron puestos ahí para para llamar nuestra atención, para retarnos, para hacernos sentir escuchados, acogidos, guiados, perdonados y rescatados por un Dios que nos abraza más allá de lo afinada que pueda estar nuestra teología o nuestra comprensión de quién es Él. Gracias a Dios.

[1] Dionisio Byler, Todo lo que te preguntabas sobre La Biblia, Biblioteca Menno, 2014, pp. 211-212

[2] https://elpais.com/ideas/2023-03-17/ernesto-castro-filosofo-la-gente-que-mas-libre-se-siente-es-quiza-la-mas-esclava-de-sus-deseos-y-apetitos.html

[3] Why the Doctrine of Inerrancy Contradicts the Gospels, Bart D. Ehrman. https://www.youtube.com/watch?v=C2MUeKNpds8  17, 15”- 19´30”

[4] https://elpais.com/ideas/2023-03-17/ernesto-castro-filosofo-la-gente-que-mas-libre-se-siente-es-quiza-la-mas-esclava-de-sus-deseos-y-apetitos.html

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