¿Podemos creer que Jesús resucitó? ¿Y si se inventaron la historia? ¿Existen evidencias para creer más allá de lo que los evangelios describen?
“No creo en Dios porque no creo en los milagros. Y no creo en los milagros porque no creo en Dios”. Este argumento circular, la pescadilla que se muerde la cola, sostiene en parte que no se considere como histórica la resurrección de Jesús.
No obstante, es más que comprensible no creer en algo que violenta las leyes naturales establecidas como es una resurrección.
Pero estamos hablando de un evento único en la historia: El hijo de Dios resucitando. No de algo que a día de hoy pueda repetirse experimentalmente. Y sí, ciertamente, creer que Jesús resucitó es un asunto de fe.
Pero no una fe ciega. De hecho, estar completamente seguro de que Dios no existe es un asunto de fe.
Jesús existió y fue ejecutado
Antes de exponer algunas evidencias de la historicidad de su resurrección, la existencia de Jesús es algo que cualquier historiador riguroso asume como un hecho.
Bart Erhman, conocido erudito agnóstico y jefe de Estudios Religiosos de la Universidad de Carolina del Norte, ofrece una lista de 11 fuentes independientes que documentan la crucifixión de Cristo. El académico ateo del Nuevo Testamento, Gerd Lüdemann afirma que la ejecución de Jesús es un hecho indiscutible (y lo explica, claro). Pocos eventos están tan fundamentados en la antigüedad como la muerte de Cristo.
Pero… ¿Qué hay de su resurrección?
Por un lado, están los datos ofrecidos en los propios evangelios y que, en esta ocasión, no los vamos a incluir como evidencias a favor de la resurrección. Pero queremos mencionar alguno de ellos a modo de información:
El evangelio de Mateo afirma que se puso un sello a la tumba de Cristo a sabiendas de que el quebrantar su cerramiento hubiera sido gravemente penado por las autoridades romanas. Dice que hubo una guardia romana (Mateo 27, 62-67) que cerraba un protocolo de máxima seguridad, algo que interesaba tanto a Roma (Pilato) como a los escribas y fariseos judíos que llevaron a Jesús a la muerte de cruz.
Pero ¿Y si a pesar de todo sus seguidores hubieran robado el cuerpo? ¿Y si el robo no hubiera sido una difamación de los judíos anticristianos (Mateo 28, 11-15)? ¿Y si los discípulos se hubieran inventado esta historia? ¿Y si la resurrección fue una alucinación colectiva?
Son buenas preguntas, pero… ¿Son definitivas? ¿Pudiera la argumentación escéptica poseer sus propios problemas de coherencia? ¿Se produjeron acontecimientos históricos demostrados que avalarían la resurrección como hipótesis?
Veamos…
12 evidencias a favor de la historicidad de la resurrección (no expuestas por los cuatro evangelistas):
1. Los evangelios no son la mejor propaganda para una invención: Sitúan a las mujeres como los primeros testigos
Hay datos en los evangelios que no son una buena propaganda para ayudar a creer en algo tan increíble como que Jesús resucitó.
Uno de ellos es colocar a las mujeres como los primeros testigos oculares. El testimonio de una mujer no era igual de válido que el de un hombre, ni siquiera a nivel legal.
Socialmente, las mujeres eran vistas como mentirosas y liantes (el Nuevo Testamento plasma claramente este prejuicio varias veces). Tenían vetadas la cultura y la formación, una marginación que no ayudaba a tener en cuenta su criterio.
Esto lo sabe el apóstol Pablo cuando para convencer a los corintios cita a varios grupos de testigos oculares… evitando nombrar a las mujeres que los evangelios sí recogen como primeras testigos (1ª Co. 15, 5-8) ¡Ay Pablito! Seguramente pensó en que aquel dato no ayudaba a la credibilidad de los más escépticos. Normal.
Sin embargo, para nosotros es un punto a favor que se pusiera por escrito que fuesen las “incómodas” mujeres las primeras en constatarlo. Si te inventas la historia y quieres que se la traguen… no es buena idea poner a las mujeres como el aval principal.
2. Los evangelios no es la mejor propaganda para una supuesta invención: Nadie vio el momento exacto de la resurrección
Otro dato que no contribuye a la credibilidad de un relato propagandístico es que nadie observa el momento preciso en que Jesús resucita… ¡Vaya!
Nadie vio moverse la roca que sellaba la tumba. En los evangelios no hay testigos de esto. Pero corre a su favor ya que si el relato fuese una farsa no se explica por qué ninguno de los cuatro evangelistas se inventó algún testigo ficticio para refrendar la veracidad de aquel momento fundamental. Colocar a testigos oculares del momento exacto de la resurrección es algo habitual en relatos apócrifos (inventados) muy posteriores acerca de la resurrección y en otras historias.
Pero que el relato deje resquicios para el escepticismo resulta, paradójicamente, un punto a favor de unos hechos tal y como se describen, sin refuerzos extra que hubieran venido muy bien. Especialmente con lis más influenciables.
Si todo fuera inventado ¡Qué fácil hubiera sido poner a alguien a decir que ellos vieron con sus propios ojos el momento exacto de la resurrección!
3. El relato es meramente narrativo, sin directrices teológicas para adoctrinar
Los relatos de la resurrección en los evangelios no contienen reflexiones personales ni teológicas del autor. No hay indicaciones para que el lector concluya qué debe hacer con su vida tras leer el relato. No se manipula al lector. Y esto también es diferente a otros mitos antiguos… o a la propaganda actual, claro.
Ofrecer conclusiones tipo: “¡Únete a nuestro grupo!” hubiera sido provechoso si la historia se hubiese fabricado específicamente para sumar adeptos. Más aún pensando en los más influenciables. Pero los autores se limitaron a describir acontecimientos.
Parecieron confiar en que el Espíritu de Dios iba a convencer a las personas sin forzar ni coaccionar a nadie ¡Y así ocurrió! como jamás antes en la historia (ni después) desde un movimiento pacífico. Algo fuerte pasó. También deberíamos aprender de esto. El Espíritu Santo no necesita de nuestras manipulaciones sino de nuestra naturalidad y sencillez.
4. Los relatos de la resurrección de los cuatro evangelios no encajan al 100% entre sí (Sí, sí…como un argumento a favor)
Que la compilación de los cuatro evangelios no ofrezcan un relato 100% armónico entre sí de la resurrección… refleja realismo y honestidad.
Me explico:
No coinciden al 100%, cierto. Pero que lo hagan en el 90% es una evidencia muy interesante de que “el grueso del suceso” pudo ocurrir. Precisamente porque nadie trató de amañar los detalles para fabricar un «pack» más uniforme, y menos problemático, de la compilación de 4 evangelios.
Además, cualquier suceso que produzca implicaciones emocionales extremas (como debió ser la resurrección), rara vez hace coincidir al 100% la descripción de diferentes testigos en «shock». Más aún cuando los testigos se registran varias décadas después.
Sí es cierto que aquí el problema lo tienen los creyentes en la mal llamada «inerrancia bíblica», aquellos que esperan que cualquier dato de La Biblia sea 100% histórico desde los conceptos que la modernidad nos trajo a Occidente (de esto hablaremos en otro momento). Pero la verdad en La Biblia es algo diferente. La inspiración tiene en cuenta lo humano y va más allá de un registro en el que cada detalle debe encajar a nivel historicista. Eso son exigencias nuestras, fruto de la modernidad, no de La Biblia.
En otras palabras: Aquellos toques de humanidad son complementarios a la veracidad de unos hechos que transformaron el mundo como nunca antes. Y esto lo veremos reforzado en las siguientes evidencias, que no pruebas.
5. Contar sus mediocridades y contradicciones no es la mejor estrategia para presentarse como «líderes» ante desconocidos
Los hechos narrados en el Nuevo Testamento juegan en contra de la reputación de los “líderes” de esta nueva fe.
Los discípulos exponen su mediocridad, cobardía e incluso alguna traición en momentos de presión. Se escondieron durante la crucifixión y en momentos clave. E hicieron otras cosas propias de gente decepcionante.
Obviamente, nada de esto beneficiaba a la confianza en su autoridad cuando llegaban ante desconocidos diciendo: “¡Hey! ¡Escuchadnos! Somos los enviados en quienes debéis confiar para formar vuestras nuevas comunidades de fe”.
Pero los discípulos confiaron en Dios para que su mensaje fuera aceptado tal y como era, con sus debilidades expuestas junto a sus fortalezas. Sin elementos propagandísticos que hubieran sido muy útiles. Pero el cristianismo dependía de Dios para su expansión y no de las grandes capacidades o estrategias. Y así sucedió.
Pero hay otras más de tipo sociológico y psicológico. Sigamos…
6. Testigos vivos que pudieron desmontar la invención de la resurrección…. o afirmar sus hechos y detalles
Pablo escribió: “Fue enterrado y al tercer día levantado de los muertos” […]. Lo vio Pedro y luego lo vieron los Doce. Más tarde, lo vieron más de quinientos a la vez, la mayoría de los cuales todavía viven, aunque algunos ya han muerto. Luego lo vio Santiago, y después lo vieron todos los apóstoles. Por último […] lo vi yo” (1 Corintios 15:4-8).
En esta carta se menciona a 15 testigos directos de la resurrección. Data del año 53-55, aprox., siendo anterior a los cuatro evangelios y apenas unos 20 años después de la resurrección. Esto implica que pudo haber acceso a algunos de los testigos cuando los corintios recibieron dicha carta.
No obstante, y siendo honestos (como siempre procuramos 😊), este posible contacto con testigos vivos debió ser una posibilidad muy limitada.
Pero aunque este acceso fuese tan solo para unos pocos privilegiados, puede que se hubiera producido y que, por tanto, estos testigos ofrecieran detalles de lo observado… Que pudieran fortalecer la fe ¡O disolverla si dichos testigos consultados no eran convincentes!
El explosivo desarrollo de la fe del Jesús resucitado evidencia que los primeros creyentes debieron estar convencidos de la resurrección de un modo extremadamente auténtico y poderoso. Sospecho que debió haber importantes conversaciones transformadoras con testigos que no trascendieron a la historia ¡No todo se escribe ni se conserva! Así que es factible que estas charlas pudieran animar a los creyentes al ir recopilando datos concordantes entre sí. Y es está claro que algo grande pasó y fue de mucho aliento para una expansión de fe sin igual que no les otorgaba tierras ni poder 💪 al menos no terrenales.
7. La resurrección no era una expectativa religiosa sino un «problema» para los primeros creyentes
La expectativa judía del Mesías era de un líder que vencería militarmente a los romanos. Y tenían sus razones para pensar así
La resurrección no entraba en la esperanza dominante.
En los evangelios a nadie se le pasa esta idea por la cabeza cuando se encuentran con Jesús. Y es que en ninguna época es cotidiano ver ni esperar muertos resucitados. El discípulo Tomás no cree que esto haya sucedido ni teniendo a Jesús delante. Él pide tocarlo (Juan 20). Este contacto físico de Jesús con otras personas que se repite en otros episodios en los que las apariciones duran solo varias semanas (Hechos 1, 3).
Luego las experiencias desaparecen. No es un recurso que se explote por más tiempo, siendo esto un indicio de veracidad ¿Por qué dejar tan rápido de hablar de estos encuentros, si tanta fe producían?
Estos sucesos excepcionales, a mi juicio, ayudarían a explicar el rápido crecimiento de muchos creyentes en la resurrección. Se debieron contar cosas sorprendentes que hoy desconocemos, con un poso explicativo que parece que convenció a muchos.
8 ¿Judíos inventándose una nueva religión?
Inventarse una religión tiene sentido para una mente moderna. Pero para un judío del siglo I presenta un problema: Ellos ya tenían una y se sentían muuuy orgullosos de ella. Y los autores de los evangelios y del Nuevo Testamento eran judíos.
Debió tener algo de trauma el asumir la desaparición de su seña de identidad como pueblo escogido para abrazar una fe que ahora se proyectaba universal. Ahora todos podían formar parte. Y esto tampoco era común en una antigüedad de dioses tribales y regionales.
Algo pasó dentro de ellos que les hizo que mereciera la pena todo este cambio. Descubrieron su verdadera identidad deshaciéndose de todo elemento formal o racial. Algo grande les pasó al conocer a Jesús… venciendo a la muerte
Otro aspecto clave: La cuestión psicológica
9. El beneficio social (para nosotros) y psicológico de un mensaje único sin precedentes
El evangelio transformó el mundo con un mensaje no impuesto. Se trataba de un estilo de vida trasgresor que llamaba a hacer el bien, incluso a los enemigos.
Jesús revolucionó su sociedad dando la atención al débil y al desfavorecido. Los discípulos enseñaron la importancia del interior por encima de las apariencias. Promulgó la no violencia… etc, etc…
Una inmensa parte de lo bueno que hoy tenemos en Occidente se ancla en Jesús: Los Derechos Humanos, la igualdad racial… El cristianismo de Jesús (no tanto el institucional) poseía cientos de aspectos que hoy consideramos necesarios.
No parece que este sea el producto de inventores de historias, tarados o mentirosos compulsivos en masa. Este cristianismo no tiene pinta de ser el legado de alucinados o malévolos ladrones de cuerpos.
El cristianismo original nos trajo un mensaje extraordinariamente elevado para su tiempo… y para el nuestro. No parece la consecuencia de unos trastornos y delirios mentales extremos. Allí hubo mucha verdad en el más amplio de los sentidos
Y esto nos lleva a otros dos puntos finales:
10. Una transformación personal inexplicable que no aportaba beneficios sociales ni económicos ¡Fueron perseguidos y torturados por su fe!
Una transformación personal inexplicable que no aportaba beneficios sociales ni económicos ¡Fueron perseguidos y torturados por su fe! … ¿Cómo va a ser una invención?
No nos engañemos… todos hacemos o decimos cosas «buenas», frases políticamente correctas, porque nos conviene para nuestra imagen y/o propósitos comerciales. Nadie hace ni dice cosas que le hagan perder negocios o poner su familia en grave riesgo. Como Pascal dijo: “Creo en los testimonios que se arriesgan a que les corten el cuello”.
El encuentro de Pablo con Jesús resucitado le hizo abandonar su posición acomodada en la alta sociedad judía a cambio de recibir palizas, accidentes y prisión.
Pablo descubrirá incluso en la cárcel la alegría del sentido de la vida tal y como él mismo lo describe ¡Su experiencia camino de Damasco tuvo que ser muy real!
Si los discípulos se hubieran inventado todo esto… ¿Por qué? ¿Para qué? ¿Hubieran predicado con tanta autoridad teniendo tantas consecuencias en su contra? ¿Qué les hizo pasar de la cobardía a darlo todo si no tenían claro que Jesús no resucitó?
11. Una expansión masiva sin igual, inédita en un movimiento “sin beneficios” económicos o políticos
Desde el siglo I comenzó una expansión masiva sin igual, algo inédito en la historia mediante un movimiento “sin beneficios” económicos o políticos y de carácter no bélico: ¡El seguimiento de Jesús! al que formalmente se le llamaría «cristianismo».
No fueron sólo 12 apóstoles, ni 500 testigos como relatan los evangelios, sino una expansión mundial inmediata y sin parangón en la historia de la humanidad. Aquella peligrosa fe y sus comunidades atravesaron todo el Imperio.
Los contadísimos movimientos ideológicos expansivos de este nivel de personas arrastradas han sido siempre a golpe de espada, interés económico y coacciones.
Pero el origen del cristianismo es muy diferente. Aquí sucede al revés: ¿Y qué explica este crecimiento sino el poder sobrenatural del Espíritu Santo que Jesús dijo que vendría sobre ellos? ¿No fue este asombroso paso del miedo a la esperanza otra evidencia de que Jesús pudo realmente resucitar?
12. Las alucinaciones no producen estos hechos
Algunos escépticos han hablado del caso extremo de posibles alucinaciones colectivas para explicar el acontecimiento de la resurrección. Sin embargo, esta teoría conlleva algunas dificultades desde la psiquiatría y también para la explicación de algunos acontecimientos posteriores.
La diversidad de personalidades, trasfondos y lugares en los que se da la resurrección ante diferentes testigos durante 40 días elimina muchas posibilidades de alucinación colectiva. (Volveríamos -en todo caso- a la hipótesis de la “invención”, pero no de la “alucinación”).
Una cosa es ir en grupo al Santuario de El Escorial con la expectativa de ver aparecer a la Virgen y otra lo que ocurrió en el caso de Jesús. Entre otras cosas porque los judíos no esperaban la resurrección de su Mesías como ya explicamos.
Algo interesante es que las apariciones en los textos sagrados se producen con frecuencia solo durante esos días y luego desaparecen abruptamente en Las Escrituras.
Si la resurrección fue solo una invención o un rumor extendido por unos pocos iluminados que querían ser tratados como estrellas del Pop ¿Por qué luego ya nadie ve a Jesús resucitado? Esteban y el perseguidor de cristianos Pablo de Tarso son las únicas excepciones posteriores y se trata de algo que solo experimentan ellos.
Llega un momento en el que ya no hay testigos (1ª Co. 15, 8). Pero volviendo a Pablo… ¿Se pasó al bando “perdedor” tras una ceguera de tres días por alucinación? ¿Se lo inventó? ¿Abandonó su buena posición a cambio de palizas y cárcel por una alucinación?
Una alucinación difícilmente pone de acuerdo a tanta gente para ensamblar sus detalles. Ni se fabrica para ser torturado o para morir por ella.
Más allá de las evidencias racionales
Yendo un paso más, la resurrección no es algo que finalmente podamos “demostrar”. Del mismo modo, tampoco es algo que se pueda desmentir. Ni creyentes ni escépticos pueden “probar” su creencia en el sentido moderno de prueba.
La inmensa mayoría de los primeros cristianos que creyeron no vieron a Jesús resucitado.
Así que yo creo que la mayor prueba de su resurrección es la misma que ya expusieron los primeros cristianos siguiendo las palabras de Jesús:
“Vuestra conducta debe ser como una luz que ilumine y muestre cómo se sigue a Dios. Hagan buenas acciones. Así los demás las verán y creerán a Dios” (Mateo 5,16).
“El que cree en mí, aunque esté muerto, vivirá. Y todo aquel que vive y cree en mí, no morirá eternamente. ¿Crees esto?” (Juan 11, 25-16).