Cómo leer lo más difícil de La Biblia. Paso 8 de 15
En el anterior artículo vimos cómo la metáfora, el simbolismo o la alegoría son elementos pedagógicos recurrentes en La Biblia. A modo de ejemplo de creatividad alegórica nos acercaremos ahora a las profecías mesiánicas de La Biblia, relatos de vital importancia para el cristianismo.
Es importante saber que los vaticinios del Antiguo Testamento fueron habitualmente interpretados desde el Nuevo Testamento de un modo extraordinariamente figurado y abierto, no literal. Jesús habló simbólicamente con frecuencia y fue mal interpretado por quienes no supieron ver más allá de una lectura literalista del Antiguo Testamento. Esto ocurre, por ejemplo, cuando afirmó que iban a destruir el templo (su cuerpo en realidad, Juan 2, 19) o que iban a comer de su carne (hubo acusaciones de canibalismo contra los cristianos por esto). O como cuando dijo a Nicodemo que debía nacer de nuevo… ¡A Jesús le encantaba hablar simbólicamente!
Y es que su estilo era muy diferente al que hoy tratan de imponer determinadas corrientes fundamentalistas de interpretación de Las Escrituras. Así que ¡Cuidado con determinados literalismos! Porque pueden ser muy dañinos.
La lectura literal despistó a la gente de la verdad
Jesús combatió una interpretación de Las Escrituras literalista y simplista. En el camino de Emaús exhortó a sus acompañantes porque no se daban cuenta de que muchas profecías ya se habían cumplido. Bien… pero es interesante ver cómo esas profecías no se concretaron como muchos creyentes esperaban en aquel tiempo. Que el Mesías no fuera un caudillo gobernando desde Sion, por ejemplo, no era algo que esperara mucha gente.
Había motivos para esperar un rey guerrero y libertador debido a que el Antiguo Testamento estaba repleto de citas que apuntaban a ello. Y lo mismo sucedía con otros aspectos inesperados que fueron predichos alegóricamente como su muerte o resurrección vaticinada desde el Antiguo Testamento. Sin embargo, desde una lectura literal era nada difícil ver todo aquello proyectado en Jesús. No.
Es cierto que también hay textos proféticos que parecen más concretos y literales cuando son releídos por autores del Nuevo Testamento. Hablamos de versículos del Antiguo Testamento que, aunque en su intención original no siempre se relacionaron con el Mesías, ciertamente en libros como los Salmos se vieron ecos proféticos de algunos detalles de la vida y muerte de Jesús. Como cuando se dice: “En mi sed me dieron a beber vinagre” (69, 21); “Mis enemigos me rodean… Han atravesado mis manos y mis pies” (22, 16) o “Repartieron entre sí mis vestidos, y sobre mi ropa echaron suertes” (22, 18).
Luego está Isaías 53, en el que los cristianos vieron al anunciado Mesías a pesar de que en su contexto original aquel siervo sufriente era descrito en Isaías como el pueblo de Israel (Is. 41, 8-9; 44, 1-2.; 45, 4; 48, 20; 49, 3).
Así que sí, todos estos textos poseen un elemento creativo y poético en su cumplimiento ya que originalmente se referían a otras cosas que no eran el Mesías. Pero para los autores del Nuevo Testamento, el Espíritu les reveló acontecimientos vividos por Jesús en cada una de aquellas citas.
El Mesías guerrero
Una de las profecías más presentadas hoy como cumplidas en Jesús es la que afirma que el Mesías saldría de Belén (Miqueas 5, 2).
Aunque en esta serie estamos viendo que la mayoría de las profecías mesiánicas son de interpretación creativa, en este caso pareciera que sí estamos ante un cumplimiento profético más literal.
Sin embargo, si seguimos leyendo el capítulo, lo que este nos dice que ese Mesías “será quien nos libre cuando Asiria invada nuestra tierra” (vs. 5). En esa misma línea, el resto de las acciones anunciadas en Miqueas para ese Mesías de Belén (lit. casa de pan), (verso 8 al 12) hablan básicamente de arrasar y destruir las ciudades enemigas. Así que ¿Cómo no iban a esperar a un guerrero los creyentes del siglo primero que leían esto? ¡Seamos comprensivos con ellos!
No obstante, las esperanzas de victoria militar del Antiguo Testamento se entendieron posteriormente como una victoria espiritual sobre las tinieblas por parte de Jesús… aunque esto no fuese tal y cómo lo entendieron los lectores originales, claro. Pero ¡Gloria a Dios por ello!
Como de nuevo vemos, los cumplimientos mesiánicos de La Biblia en Jesús no sucedieron mayoritariamente según algunas exigencias modernas de “verdad”, vaticinio o literalidad. No. El periodismo o historicismo actual poseen exigencias para la verificación de los hechos que no eran las mismas que en tiempos bíblicos.
Por entonces eran comunes las alusiones alegóricas a las que los autores del Nuevo Testamento (bajo inspiración divina) les otorgaron un significado diferente o un doble cumplimiento en Jesús. Pero originalmente aquellas profecías se refirieron a otras personas o acontecimientos diferentes. Pero para los cristianos aquellas profecías son verdad cumplida en Jesús. Lo creemos por fe en un Dios creativo.
Las 30 monedas, tampoco tan literal sino ¡Una metáfora dentro de otra metáfora!
Otro texto que también pareciera menos alegórico y más concreto es el que dice que Yavé sería valorado por treinta monedas de plata (Mateo 27, 9-10; Zacarías 11, 12-13).
“— Si os parece bien, dadme mi salario; y si no, dejadlo. Entonces pesaron lo que me correspondía como salario y me dieron treinta siclos de plata. El Señor, por su parte, me dijo:
— Echa al tesoro [del Templo] ese buen precio en que me han valorado” (Zacarías 11, 12-13)
Pero ni siquiera en este caso se describe originalmente los requisitos de un futuro Mesías. No. El capítulo 11 de Zacarías es una alegoría de pastores necios que dejan morir a sus ovejas y representan a aquellos reyes que no gobiernan bien conllevando con ello el juicio de Dios.
Fue luego el Espíritu Santo, por medio de los autores del Nuevo Testamento, quien revelaría que Zacarías 11 contenía una predicción alegórica acerca del Mesías ¡Dentro de otra alegoría sobre pastores! Creatividad dentro de la creatividad.
Este cumplimiento de la venta por treinta monedas tampoco es una profecía precisa según nuestros cánones modernos de validación ya que el evangelio la atribuye a Jeremías en lugar de a Zacarías como realmente es (Mateo 7, 9-10). Se trata, por tanto, de otra flexibilidad interpretativa en la que -probablemente- Mateo mezcló profecías citando a un solo profeta representativo sin pretensiones historicistas rigurosas.
Así que no, su objetivo no fue la precisión del dato al meter a Jeremías sino la reivindicación de Jesús en boca de los profetas en su conjunto. Este era el propósito. No hay error en esta falta de exactitud porque La Biblia no debe ser leída bajo nuestras premisas posmodernas de “dato sin error” sino bajo la cosmovisión original que a menudo abraza la poesía y el simbolismo hebreo.
Cumplimiento creativo
Ciertamente Dios pudo haber construido este sistema profético de un modo mucho más claro y comprobable, similar al almanaque que en la película Regreso al futuro viaja al pasado con los resultados deportivos exactos del futuro. Pero La Biblia no es así. La revelación profética es en gran medida una maravillosa oda a la alegoría y la creatividad interpretativa que Dios sopló sobre los autores del Nuevo Testamento.
Esto no significa que aquellos autores poseyeran esa intuición e inteligencia suprema que los llevaría a descifrar códigos antiguos. No. Por fe creemos que se trataba de luz del Espíritu Santo para ver en Jesús el cumplimiento de aquella poesía, alegoría e historias sobre otras vidas del Antiguo Testamento.
Que la interpretación mesiánica de las profecías fue a menudo mucho más creativa que literal lo vemos también cuando Pablo dice que el Mesías “fue sepultado, y que resucitó al tercer día, conforme a las Escrituras” (1ª Co. 15, 4). Pero… ¿En qué Escrituras se anunció la resurrección de esta forma y en tres días? ¡Realmente en ninguna parte del Antiguo Testamento! … literalmente hablando, claro. Pero cuando Pablo dice que La Escritura vaticinó su resurrección al tercer día… ¡Pablo dice la verdad!… pero desde una lectura extremadamente simbólica y poética de Las Escrituras.
A no ser que el apóstol estuviera pensando en escrituras ajenas a nuestro Canon del Antiguo Testamento (hay razones también para ello), quizás Pablo pensaba en Jonás y en aquellos tres días en el vientre del gran pez. No lo sabemos. Pero resulta interesante que Jesús, camino de Emaús, llamase “insensatos y tercos” (Lucas 24, 25-26) a quienes no dieron cabida a estas interpretaciones proféticas sumamente creativas e imaginativas ¿Verdad? Aquellos que mantenían una expectativa demasiado literal, belicista y poco simbólica de lo que en el Antiguo Testamento decía del Mesías… ¡Estaban equivocados! E incluso Jesús los reprende por ello.
Prudencia interpretativa: Un camino preparado para la humildad y el amor
Toda esta alegoría bíblica debería alertarnos a la hora de concluir determinadas interpretaciones escatológicas acerca de la segunda venida de Jesús. Nuestros países fueron evangelizados por misiones del cinturón bíblico de los Estados Unidos. Y junto a multitud de cosas buenas que estos misioneros nos trajeron, hay otras que merecen ser repensadas, como una determinada escatología muy floja antropológicamente y que ignora cómo funciona la apocalíptica judía.
Estos intérpretes más literalistas hablan como si aquellas siete iglesias a las que se les envío el Apocalipsis para infundirles esperanza no se hubieran enterado de nada ¡Pobrecitos! Como si aquellos destinatarios hubieran tenido la mala suerte de no vivir en este siglo XXI en el que muchos “iluminados” comprenden claramente las señales y los tiempos. Pero el simbolismo y la alegoría siempre tienen sentido para los receptores originales de La Biblia. No seamos tan arrogantes. Que haya en nosotros prudencia y humildad. Lo que sí debemos hacer es esforzarnos para entender aquellos símbolos y cómo podemos aplicar hoy aquellas enseñanzas.
Las profecías del Antiguo Testamento rara vez se cumplieron como un anuncio claro o como un “copia y pega” nítido y literal ¿Y con qué base, entonces, deberíamos reinterpretarlas otra vez literalmente para el fin de los tiempos? ¿No deberíamos haber aprendido algo de lo que ya pasó en tiempos de Jesús? ¿No fue Jesús quien dijo que “de aquel día y hora nadie sabe”?
Quizás Dios ha dispuesto que el desciframiento de las profecías sea algo tan abierto para hacernos ver que nuestro intento de domesticar La Biblia es una mala idea. Quizás Dios fue creativo para evitarnos egos. Y quizás la respuesta no dependa de unos iluminados que un día supieron combinar acertadamente versículos de Daniel, Apocalipsis y Mateo sumándolos entre sí como un puzle cósmico que mezcla textos a la carta. No. La Biblia no se escribió para ser descifrada por cabalistas. La Biblia ofrecía esperanza a sus destinatarios originales y nosotros nos beneficiamos de aquello porque también es esperanza para nosotros hoy.
Damos gracias a Dios porque nos dejó La Biblia como una historia de luchas con las que poder identificarnos. Nos dejó una biblioteca sagrada llena de incertidumbres para ser comentadas en comunidad y meditadas por uno mismo con Dios. Nos dejó los retrocesos y avances de un pueblo, reencuentros, dudas, esperanzas, contradicciones y decepciones similares a las nuestras… Nos dejó una historia de amor con un final feliz manifestado en Jesús. Nos dejó un camino lleno de creatividad que no podemos sistematizar, un mensaje que afirma que todo ya se ha cumplido en Cristo. Para que no nos falte la fe ni el amor.
En el siguiente artículo nos preguntaremos: ¿Cómo funciona la revelación progresiva en La Biblia? ¿Cómo debemos entenderla y aplicarla?